¿Quién no utiliza una App en su día a día? Hasta la persona que menos utilice su teléfono móvil inteligente hace uso al menos de una aplicación móvil para conectarse con los demás, mirar el tiempo que va a hacer en su localidad, o simplemente revisar su bandeja de correo electrónico.
Pero ¿Desde cuándo llevamos haciendo uso de las famosas Apps? Aunque parezca mentira las aplicaciones móviles llevan conviviendo con nosotros mucho más tiempo del que pensamos.
¿Recordáis el Nokia 3310? ¿Y el juego de la Snake que tanto tiempo enganchaba a sus usuarios? Pues sí, era el inicio de las aplicaciones móviles.
El término App proviene de la palabra inglesa “Application” que significa aplicación. Comenzó a utilizarse en 2007 y 2008 para hacer referencia a las aplicaciones de los móviles.
Las Apps empiezan a cobrar importancia tras el lanzamiento, por parte de Apple, del primer Iphone y de la App Store, y por parte del eterno enemigo Android, el Android Market, que hoy en día conocemos como Google Play.
Una aplicación móvil o App es un programa informático diseñado para ser ejecutado desde una interfaz móvil, es decir, en smartphones (teléfonos inteligentes), tabletas, u otros dispositivos móviles similares. Todas ellas tienen unas características especiales:
o Son sencillas y rápidas de instalar en los dispositivos.
o Son programas muy dinámicos y fáciles de entender.
o No suelen ocupar mucho espacio en la memoria del dispositivo.
Por otra parte, no debemos de olvidar que todo tratamiento de datos está sujeto a la normativa vigente en materia de Protección de Datos, por lo que las Apps no iban a ser menos, y deben de cumplir con todos los requisitos que exige el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos), la LOPDGDD (Ley Orgánica de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales) y la LSSI (Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico).
Las aplicaciones móviles deben contener los correspondientes textos legales que informen correctamente a los usuarios, tanto en la propia página donde se puede descargar la aplicación (previamente a la realización de la descarga), como en su Política de Privacidad, sobre el tratamiento de las cookies, el Aviso legal y las Condiciones Generales de Uso.
Toda aplicación debe cumplir con el deber de información, conteniendo en un lenguaje claro y sencillo la información relativa a: quien es el responsable del tratamiento, la finalidad del mismo, si la información será cedida a terceros, las medidas técnicas y organizativas adoptadas, los consentimientos, el plazo de conservación y una vía fácil para acceder a la información ampliada y al ejercicio de sus derechos.
Las Apps deben de adoptar las medidas organizativas y técnicas necesarias para garantizar la protección de los datos desde su creación, lo que se conoce como privacidad desde el diseño (Privacy by design).
Si nos fijamos un poco, las aplicaciones que utilizamos con más frecuencia nos suelen pedir una serie de permisos para acceder a determinados datos como suelen ser los contactos, geolocalización, imágenes y datos de pago entre otros. Estas autorizaciones serían los consentimientos. Toda aplicación que cumpla la normativa requerirá al usuario los correspondientes permisos para acceder a la información.
Para comprobar si las Apps que estamos utilizando cumplen la normativa, por un lado, debemos de acudir a los ajustes de nuestro dispositivo para ver si la App accede a la información en base a los permisos que nos ha solicitado y, por otra parte, debemos de encontrar fácilmente accesible la información mencionada anteriormente, encontrando en un lenguaje claro y sencillo toda la información referente a Protección de Datos.
Para una información más exhaustiva y personalizada no dude en contactar con PRODAT, donde estaremos encantados de atenderle.